Viernes 26 de enero, 18:58 hs.
No nos van a llamar. Perdimos. Si no nos llamaron hasta ahora no nos van a llamar, Nahuel. Olvidémonos, vámonos de vacaciones.
Hace 8 años que estamos juntos. Hace uno que nos casamos. Nunca nos fuimos de vacaciones de verdad. No nos fuimos de viaje de casamiento. Vámonos de vacaciones. A Bariloche. Vámonos al sur. Con Serena. Vámonos en auto. Son dos días de viaje, si. Pero nos merecemos unas vacaciones, y no vamos a meter a Serena en un avión en medio de un montón de maletas. Total hacemos noche en La Pampa, vamos tranquilos. Que no nos van a llamar. Qué pena que no nos vayan a llamar. En algún momento nos habíamos ilusionado. Pero bueno, todo es por algo. Vayámonos a olvidar la frustración con nuestras primeras vacaciones. Que para algo nos casamos, loco (?).
Sábado 27 de enero, 13:22 hs.
Les gustaron las empanadas? Vayan con cuidado. Manejá tranquilo, Nahuel. Avisen cuando paran. Chau vieja. Si, te juro que voy a descansar. Vamos Serena. No, quedate tranquila que venís con nosotros. Abrazo. Si, me cuido. Te aviso al llegar. Te amo.
Cargamos gas y le metemos derecho. Descargaste murga? Andá buscándola que ya salimos. Qué bien lo vamos a pasar.
11 hs a La Pampa.
Paisaje y amansadera. La cena más cara de la historia (hasta que llegáramos al Sur). Huesos para Serena.
Noche en un departamento conseguido en Booking. Bananas y almendras de desayuno. Calentá el agua para el mate que hasta Bariloche no paramos.
Domingo 28 de enero
10 horas más a Bariloche. Serena hizo las 21 hs de viaje en mi falda. Ya nos sabemos el CD de memoria. Las últimas nos dormíamos. El paisaje se empieza a hacer bello y nos vamos dando cuenta que llegamos.
No puedo creer estar de vacaciones. Debo confesar, mandé algunos Whatsapps. En ellos pregunté a mis amigas qué se hacía en los viajes, cómo es eso de no hacer nada. Pregunté si leer libros inteligentes valía o si tenía que comprar una novela berreta. La respuesta es que se trata de hacer lo que me gusta. Es que casi todo lo que me gusta termina siendo trabajo, y no he podido mucho con esto del tiempo libre.
Flor hizo una lista cuando fue a su viaje. Intento con mi lista: Patas mojadas en el lago. No usar el celu todo un día. Comer una torta de chocolate en un lugar de postal. Tomar chocolate caliente cuando se ponga frio. Comer algo típico del sur. Mirar el lago hasta que me duelan los ojos. Leer mis libros. Escribir mucho. Hacer dibujos con fibras de colores en mis cuadernos. Comprarme las fibras de colores que siempre me quise comprar y nunca me compro porque siempre a Multipolar le falta algo. Estar tranquila.
No se ve nada, nos pasamos del albergue que contratamos para pasar la noche. Nos damos cuenta. Retrocedemos. Nos reciben excesivamente bien. La temporada está dura, no está viniendo casi nadie. Los hospederos hacen una guerra imposible y cruel por cada pasajero. Me da pena saber que no nos vamos a quedar ahí a pesar de todos los intentos de quien nos recibe. Nos vamos a dormir, no podemos más del cansancio, sobre todo Nahuel que manejó. Pero no importa nada, estamos de vacaciones. Mañana me despierto y aprendo cómo es esto, que total tengo 15 días.
Lunes 29 de enero
Mañana
Nos levantamos y no queremos mirar por la ventana, así nos topamos con el lago sin que esté mediado por un vidrio. Bajamos, desayunamos, hacemos check out, salimos. Estamos de vacaciones. Nos vamos al centro, para luego ir al hotel definitivo.
Mediodía
Almorzamos, y nos vamos al lago. Realmente no se puede creer tanta belleza. Digo la chucha, que vale la pena estar viva. Meto las patas y no está tan frio, o al menos ese frío no me molesta. Serena corre feliz, Nahuel me mira con cara de ¡Lo hicimos! Nos abrazamos fuerte y nos sacamos una foto que sale hermosa, con nuestras caras de felicidad.
El año pasado el trabajo nos llevó a Colombia, Indonesia, Sri Lanka, Nepal, Singapur, Italia, Eslovenia, Alemania, Dubai, Uruguay, España, Estados Unidos. Viajamos más de 200 horas en avión. Pero en ninguna foto salimos con esta sonrisa, una nueva que descubría: La sonrisa de quien para para recobrar fuerzas, la sonrisa de las vacaciones.
Tarde
Llegamos a nuestra cabaña definitiva por los próximos 12 días. Es todo lo linda que puede ser. De todas formas queremos conocer tantos lugares que no pensamos pasar mucho tiempo ahí. Nos acostamos a dormir una siesta, porque eso es lo que uno hace en las vacaciones. No pongo el despertador, no voy a decir porqué para no ser reiterativa.
Serena se acuesta entre nosotros, va a ser una siesta larga. 16:02, qué me importa a la hora que nos levantamos.
-.-
18:06 suena el teléfono. Lo confundo con la alarma del reloj que no había puesto y corto. Sigo durmiendo.
Vuelve a sonar. En un sopor extraño vuelvo a «apagar» la alarma.
Una tercera vez. Me despierto.
-Hola Malena?-
Si, ella.
-Soy XXXX, de XXXX. Te llamo para invitarte a cotizar para el proyecto XXXX. Tenés para anotar?-
Noche
Nos miramos con Nahuel. Pongo el teléfono en altavoz. Escucho y escucho pero no oigo, porque estoy de vacaciones. De alguna manera anoto y le hago señas a Nahuel de si le digo a la persona del otro lado del teléfono que estamos de vacaciones. Me dice que no, que preste atención.
-Ok, anoté. Para cuándo sería esto?-
-El presupuesto para mañana a las 10 de la mañana-
Trago saliva. Corto. Nos miramos. Y nos pasamos un rato sin decir nada.
Qué lindo encontrarte escribiendo Male…ahora a mi también me dieron ganas de irme de vacaciones con los chicos! Es lindo además de conocer el trabajo y los procesos, conocer lo humano..sigue escribiendo! Me permitiré compartirlos con los Intis 🙂
Gracias querida Ale! Hace rato me debo escribir, y es un gusto saberme apoyada por lxs más queridxs! Les quiero mucho a ti y a los Intis.