Nunca pensé que te iba a usurpar el blog. No no. No pensaba hacerlo.
Pero, como decís vos, esta vez lo considero “justo y necesario”, y adelantándome a tu pregunta te digo: Sí, era estrictamente necesario.
Muchas veces me dijiste que con amigos como yo para qué necesitabas enemigos, así que esta vez y debido a las circunstancias, voy a dorarte la píldora sin comentarios sobre tu palidez.
A ver, Floricienta mía, si este fin de semana salimos nuevamente a cazar colores para nuestra paleta así te vuelvo a pintar.
A ver si finalmente conseguimos la retacería donde comprar las cintas de colores que le están faltando a tus ropajes últimamente.
A ver si esas flores y esos parches de niñez que te envolvieron desde siempre juegan conmigo a la ronda en Plaza Francia, como tanto te gusta.
A ver si seguimos paseando por la vida con esa impunidad que te caracteriza para escuchar música de niños delante de cualquiera, caminar en patas en las cenas porque “te duelen los zapatos” o decir en reuniones protocolares que vas a cambiar el mundo como Pinky y Cerebro.
A ver si aunque ahora seas grande y -según vos- también adúltera podés pasear tus ocurrencias por mis oídos, aunque nunca haya sido el mago que soñabas ni el príncipe de tus cuentos. (Ejem)
A ver si me merezco un poco de tus sonrisas, por las que pagaría y haría cola, porque cuando te reís te reís con toda la cara, así como cuando lográs llorar llorás con toda el alma, y con todo el cuerpo. (Y últimamente lo lográs mucho…).
Que cosa contigo MaE! Esa cuestión de las pasiones, del todo o nada, de vivir solamente al 100 x 100, y chocarte, por ende, también al 100 x 100. Y de hacer bolsa contra el muro, y quedar moretoneada e inmovil, y dirigir tantas cosas increibles y llorar hecha un bollito por cualquier bobada, y caerte, y levantarte, y morirte y despertarte, y putear, y hacerte la guarra, y boquear aunque luego sabemos que no vas a hacer nada, y ser así, tan Malena, tan nena conciente de sus nenadas, tan querible, tan necesaria, tan hermosa producida, tan más hermosa a a cara lavada, tan soñadora, tan utópica, tan a tu modo revolucionaria, tan inquieta, tan incansable, tan malditamente todo o nada…
Male, por la justicia social (como aprendiste a decir ahora): No nos dejes, por cualquieras, sin tu magia.
No nos robes la bendita esperanza que sentimos cuando vemos que en medio de tanta mafia hay un minón que hace patria tras una niña asustada.
MaE…
Sos un angel, y lo sabés.
Tenés angel, y lo sabés.
Hablás con ellos, y lo sabés. 😉
Vas a tener tu cuento, lo que no quiere decir volver a vivir de cuentos, espero que lo sepas.
Sos una princesa y merecés tu historia de hadas, de esas que no te gustan a vos, pequeña atolondrada que puede mezclar el cielo y la tierra, los pobres y los ricos, los peronchos y los gorilas, la UIA y las bases…
MaEna. MaEnita. Regalame tus sonrisas.
Que yo te juro que te estoy preparando
Una habitación llena de globos
Mil flores amarillas
Una canción con tu nombre
Un sol para tu bolsillo
Y una esperanza en la estación de un tren que juntos vamos a tomar.
Como decís vos
¡Te quiero mucho y te quiero, Cenicienta mía!